Sunday, November 14, 2004

Recuerdos Peruanos - Félix

Algo que aprecio y valoro grandemente de Tim es su generosidad y su deseo de hacer que los demas se sientan bien. Creo que precisamente son sus ganas de ver feliz, contenta y a gusto a la gente, lo que le hace ser generoso y desprendido a todos los niveles, con su tiempo, su dinero, sus recursos. Servicio y generosidad acostumbran a ir de la mano y, sin duda, su actitud de servicio nace de ese deseo de que las personas sean felices.

Precisamente por lo servicial y generoso que Tim es quiero contar una experiencia divertida que nos paso en Peru, el pasado verano (2004) cuando estabamos participando en el congreso Raices.

El equipo habia descubierto un fabuloso refresco peruano -cuyo nombre no voy a decir- que hizo las delicias de todos nosotros. Cualquier oportunidad era buena para poder beber un refresco frio. Cuando empezo el evento estabamos recluidos en un centro vacacional y sin posibilidad de acceso al exterior, por tanto, sin posibilidad de tener un refresco cada noche para disfrutarlo mientras charlabamos juntos.

Cierto dia, una persona de la organizacion trajo cuatro botellas de refresco que se guardaban en el refrigerador comun. Gerardo -otro de los miembros del equipo- y yo, al verlos, decidimos disfrutar de una botella cada uno. Así pues, para el dia siguiente quedaban dos botellas para tres personas, Gerardo, Tim y yo.

El dia siguiente llego y los tres estabamos en el comedor. Dos refrescos para tres personas. Cuando llego el momento de repartirlos tanto Gerardo como yo dimos por supuesto que dividiriamos el contenido de las dos botellas entre los tres. Conociendo el caracter generoso y servicial de Tim no dudamos ni un momento en que estaria de acuerdo con nuestra sugerencia.

Pero aquel refresco habia causado tal impacto en nuestras vidas que iba a cambiar hasta el caracter de nuestro amigo Gulick. Cual seria nuestra sorpresa cuando dijo que NO, que nosotros ya habiamos bebido una botella cada uno el dia anterior y, que por tanto, el se bebia una y Gerardo y yo nos deberiamos repartir la otra. Ambos nos miramos con cara de sorpresa mientras Tim hacia que se esfumara a velocidad de la luz la parte de la hacienda que le correspondia.

Felix

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